Existen muchos tipos de antenas aunque, la verdad sea dicha, mis favoritas son las de los animales e insectos. Generalmente, cuando mencionamos la palabra antena nos vienen a la cabeza los dispositivos metálicos que transmiten y reciben ondas electromagnéticas. Vivimos rodeados de antenas sin darnos cuenta de cuánto dependemos de ellas y de lo que nos aportan. Lo más curioso es que se nos olvida que nosotros mismos somos antenas orgánicas a la espera de ser percibidas como tales, para así funcionar en su rango más bello, sutil y respetuoso. Concibo mi pintura como resultado de esa conciencia, sin la cual no encontraría sentido a pintar.
Para que uno pueda abrirse al mundo sutil primero tiene que reconocerse (no es tarea fácil) como parte de un Gran Misterio, como emisor y como receptor. Después, cuidar la maquinaria, afinar el dial y mantener los canales abiertos, además de no tener miedo a no emitir si son necesarios arreglos y actualizaciones. Es entonces cuando pueden corregirse las interferencias, porque tienes claro para quién trabajas y quieres ofrecer algo de calidad.
Hasta donde yo sé, para mirar bien las estrellas y abrirse paso a otros mundos (y ojalá eso ocurra en esta ocasión con mi pintura a los que vengan a verla) se requiere aparcar la mente, abrir el corazón y muy importante: una buena toma de Tierra.
Matías Krahn Uribe

Opening reception : Thursday 16 May 19:30

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